lunes, 19 de agosto de 2013

DESHIDRATACIÓN EN PERSONAS MAYORES: CÓMO COMBATIRLA

Durante los meses de verano el aumento de la temperatura ambiental hace que nuestro organismo tenga la necesidad de eliminar ese exceso de calor. Para ello se sirve de la sudoración o transpiración, mecanismo a través del cual se elimina agua  por evaporación con una consecuente pérdida de calor. Este sistema de refrigeración mantiene nuestra temperatura corporal en un valor adecuado, pero conlleva una imprtante pérdida de agua. La no reposición de ésta, puede llevarnos a un estado de deshidratación.



Deshidratación, salud y fatiga física e intelectual

La deshidratación puede influir negativamente en las funciones cognitivas y el 
control motor de los individuos.

Existen numerosos estudios que relacionan una mala hidratación con una 
disminución de la capacidad física e intelectual de un individuo, 
independientemente de la razón que haya dado lugar a la deshidratación. Las 
evidencias disponibles indican que en aquellas situaciones de ejercicio en un 
entorno caluroso (>30º C), una deshidratación entre el 2 y el 7% de la masa 
corporal disminuye las capacidades físicas e intelectuales de los sujetos. 
Cuando el nivel de deshidratación llega al 7% en estas condiciones, la 
disminución de las capacidades físicas e intelectuales se sitúa en torno al 40% 
de su capacidad con una hidratación normal (Cheuvront SN, Carter R, Sawka N. Fluid balance and endurance performance. Curr Sports Med. Rep. 2003; 2:202-8. )

Síntomas de deshidratación en personas mayores

Los primeros síntomas de deshidratación son: 


- sequedad de mucosas 
- agitación
- disminución del rendimiento físico y mental 
- estreñimiento
- orina escasa, concentrada, oscura y con olor fuerte
- mareos, debilidad o vértigo 
- vómitos
- dolor de cabeza 
- pérdida de apetito 
- rubor en la piel 
- intolerancia al calor 
- ardor de estómago 

Síntomas más avanzados de deshidratación son los siguientes: 

- dificultad para tragar 
- torpeza 
- piel arrugada 
- ojos hundidos y visión débil 
- micción dolorosa 
- piel entumecida 
- espasmos musculares 
- delirio 


Estrategias para mantener una buena hidratación en las personas mayores 

Para prevenir las consecuencias de la deshidratación en las personas mayores 
es necesario detectar los pacientes en riesgo. Las personas mayores 
presentan múltiples riesgos de aumentar sus pérdidas de líquido (diabetes, 
vómitos, diarrea, fiebre…). Además, a menudo su entorno no les permite 
acceder al consumo de líquidos. Los desórdenes de deglución o la simple 
disfagia son frecuentes y necesitan más atención para asegurar una adecuada 
ingesta hídrica. En otras ocasiones, los trastornos cognitivos como la enfermedad de Alzheimer o demencias de otro tipo dificultan e impiden que el enfermo sea capaz de expresar su necesidad de ingerir líquidos.

Consejos para una mayor ingesta de líquidos

-  Llevar a cabo programas educacionales e informativos para los cuidadores y profesionales de la salud 

- Es necesario informar a las personas mayores sobre la necesidad de beber suficiente, incluso sin atender a la sed. Los requerimientos hídricos son de 1,5 L/día, que deben incrementarse cuando la temperatura aumenta o se tiene fiebre. 


- Informar sobre la amplia variedad de bebidas disponibles además del agua, como té, refrescos, zumos de fruta, infusiones, leche, sopa, etc.

-  Asegurar el acceso de las personas mayores a las bebidas

-  Estimular a las personas mayores para que beban

- Incluir alimentos sólidos con un alto contenido en agua como frutas y verduras. 

- Beber a menudo pequeñas cantidades  antes que consumir grandes cantidades de una vez, dado que la distensión gástrica disminuye la sensación de sed. 

- En casos de disfagia, la gelatina de sabores es una buena opción.










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