La úlcera por presión se define como una lesión tisular en cualquier punto del
cuerpo, como consecuencia de una disminución de oxígeno y nutrientes
producida por una presión o fricción prolongada. Encontramos diferentes estadíos, desde uno inicial que presenta un enrojecimiento de la piel, hasta el estadío IV (el más grave) donde hay una destrucción de la piel y los tejidos hasta llegar a descubrirse el hueso.
El primer tratamiento de las úlceras es la prevención. La inmovilidad lleva a que aumente el riesgo de sufrirlas, pero no quiere decir que no se pueda prevenir su aparición. Os dejamos unos consejos para ello:
- Examinar la piel a diario: poniendo especial atención en zonas de salientes óseos donde la presión es mayor y zonas expuestas a la incontinencia o el sudor, ya que la humedad es uno de los factores predisponentes.
- Mantener la piel limpia y seca: lavar la piel y secar cuidadosamente sin friccionar, hidratar la piel procurando que la crema sea de absorción completa, evitar productos que resequen la piel y, en caso de incontinencia, emplear barreras para aislar la piel de la humedad.
- Manejo de la presión: tenemos productos que nos ayudan en esta prevención como el colchón antiescaras, apósitos, cojines u otros dispositivos de liberación de presión. Además, son importante los cambios posturales, recomendados cada 2-3 horas siguiendo un programa rotatorio.
- Protección local ante la presión: incidiremos en cuidar zonas de especial riesgo: talones, sacros, caderas...
- IMPORTANTE: evitar el apoyo sobre la lesión cuando ya existe, no arrastrar al paciente lo que aumenta la fricción, evitar el contacto directo entre prominencias óseas, evitar levantar la cabecera o los pies de la cama, sólo y en caso necesario un máximo de 30º
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