martes, 18 de octubre de 2016

Adaptando los espacios

  Cuando una persona padece Alzheimer sufre una serie de cambios cognitivos y físicos que nos obligan a adaptar los espacios en los que residimos para la comodidad y seguridad del paciente y de los cuidadores.
  
  Durante esta semana vamos a dar una serie de consejos e ideas para llevar a cabo estas adaptaciones, siempre de una forma generalizada, cada caso concreto después presentará unas necesidades puntuales.
  
  Vamos a empezar por la sala de estar.



  La sala de estar es el lugar de la casa donde las personas con Alzheimer pasan más tiempo, así que su adaptación y comodidad es muy importante.
  
  Una buena iluminación es algo principal ya que es necesaria para llevar a cabo cualquier actividad que queramos hacer. La adaptación del mobiliario la iremos llevando a cabo según las necesidades de la persona, con mesitas accesorias, butacas reclinables, espacios para la silla de ruedas…

   Si tenemos una butaca en casa es importante la altura y la profundidad, ya que si nos encontramos con una persona con dificultad al levantarse o incorporarse, cuanto más alta y menos profunda sea más fácil será esta acción. Es importante además que esta butaca mantenga una buena postura, evite deslizamientos y permita la incorporación de la persona para desarrollar sus actividades. También hay algunas que pueden reclinarse permitiendo su uso para el descanso, al igual que se le pueden incorporar reposacabezas, apoyo para piernas o ruedas que nos faciliten a nosotros también el traslado. Además la mesa debe tener una altura que facilite el desarrollo de sus actividades.

  Cuando nos empezamos a encontrar con que presenta dificultad para andar es importante nuestra ayuda y vigilancia en la marcha, el uso de accesorios como mesas adaptables a butacas que eviten que la persona se levante si necesita algo, además de mandos sencillos que faciliten las actividades de entretenimientos que suelan tener (televisión, teléfono…)

     Más avanzada la enfermedad, es interesante el uso de una silla de confort, que se adapta totalmente al tamaño y las necesidades del enfermo y su manejo es más llevadero por el cuidador, aunque suelen ser sillas muy pesadas.






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