viernes, 3 de febrero de 2017

NO al Síndrome de Inmovilidad

   El deterioro cognitivo, las afecciones músculo-esqueléticas, cardiovasculares y respiratorias, los trastornos de equilibrio, el riesgo de caídas o la ausencia de motivación o estímulo son algunos de los factores que provocan una disminución paulatina de movilidad en la persona con Alzheimer. Esta ausencia de movilidad ocasiona la aparición de ciertos trastornos que favorecen la decadencia del enfermo: pérdida de masa muscular y ósea, aparición de contracturas musculares, afectación de la movilidad de las articulaciones, alteración de la circulación venosa, problemas respiratorios, acúmulo de secreciones y úlceras por presión, entre otros.
   


   Para prevenir este síndrome es fundamental que nuestro familiar con Alzheimer se mantenga físicamente activo. Por ello, y teniendo en cuenta los trastornos conductuales que puedan existir debido a la enfermedad, debemos encontrar la forma de motivarlos y estimularlos para que realicen cualquier tipo de actividad física. A continuación se proponen una serie de consejos y ejercicios que pueden resultar de utilidad:
  • Evitar que permanezcan mucho tiempo sentados en la misma posición: le motivaremos para que realice algún tipo de actividad física, como caminar o participar en alguna tarea del hogar.
  • Evitar la adopción de malas posturas: intentaremos que se siente correctamente, utilizando cojines o cuñas de gomaespuma si fuera necesario.
  • Caminar, ya sea por casa o dando paseos al aire libre, intentando que sean estimulantes o que los paseos tengan alguna finalidad.
  • Facilitarles las ayudas técnicas necesarias para que puedan desplazarse con la mayor autonomía posible, como bastones, andador, etc.
  • Despejar pasillos y estancias de muebles y objetos que puedan suponer obstáculos.
  • Si el familiar padece trastornos de equilibrio o riesgo de caídas, acompañarlo en los traslados.
  • Realizar con el familiar ejercicio físico:

o   Levantarse-sentarse: utilizando una baranda o una mesa como apoyo
o   Subir y bajar brazos y piernas, aplaudir, lanzar o chutar una pelota…
o   Utilizar música para realizar los ejercicios, pidiéndoles que sigan el compás
  •       Adaptarse siempre a las capacidades del familiar, respetando tiempos de descanso y evitando ejercicios y movimientos que produzcan dolor.






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