jueves, 23 de junio de 2016

Día de fuegos artificiales, ¡llega San Juan!





Las ferias y fiestas de San Juan se celebran en honor al actual Patrón de la capital, adoptado como tal a principios del siglo XIX, al serlo ya de la histórica catedral y de su obispado.

La víspera de San Juan, pasados los fuegos artificiales se iba al Real de  la Feria. Ubicado actualmente al lado de Lusiberia , ha variado numerosas veces de sitio: Carretera de San Juan, calle Obispo, Plaza de Minayo, San Francisco, Avenidas de Colón y Huelva, Carretera de Olivenza, Glacis del Cuartel de Menacho, barriada de la Paz, parques de la ciudad, etc...



Las atracciones clásicas de  los años 60 y 70 eran:
El tío vivo, donde lo mismo te podías montar en un animal, normalmente caballitos que subían y bajaban  o  algún vehículo como motos, coche de bomberos, ambulancias… mientras dabas vueltas tranquilamente y saludabas a tus padres cada vez que el carrusel pasaba por delante de ellos.

El Tren de los Escobazos o el de la Bruja, en el que te montabas y cuando  pasabas sobre todo  por la parte oscura y menos te lo esperabas aparecía un hombre disfrazado de  bruja, que iba  armado con una pequeña escoba, y comenzaba a darte escobazos a diestro y siniestro.






Los coches chocantes, era una  de las atracciones, que más tirón tenían, comprabas las fichas, la introducías en la ranura que estaba en la parte delantera del coche y listo para circular,  había que tener mucho cuidado con los choques frontales, al deslizarse por la pista  los troles en forma de gancho soltaban en contacto con la red del techo chispas.



 En la tómbola, la gente compraba boletos y esperaba con ansia ver si les había tocado algo, escuchando el grito de los vendedores, según el año cambiaba el lema ¡otro perrito piloto u otra muñeca chochona!...etc.


 Las casetas de tiro, las había de dos  tipos: de bolas y de escopeta (dispararlas era súper complicado) pero si conseguías romper el palillo lo mismo te podías llevar un llavero, que un silbato, que una botella pequeña de licor. 

 Por último no hay que olvidarse de otras muchas como: aquella Ola, el látigo, el Gusano Loco, la Noria, el Martillo de fuerza, el Torpedo, las Sillas Voladoras y un largo etc.

Y  qué decir de los olores y los sabores con los que nos podíamos encontrar en los puestos donde podíamos comprar: manzanas y chupetes de caramelo,  algodón de azúcar, altramuces,  chufas,  coco fresquito, barquillos, turrón…


Y por último terminar con los churros atados en un junco con el famoso lema “Churrería hermanos Pernía” de fondo. 

Gracias a recuerdos y hechos autobiográficos tales como los relacionados con la fecha que nos acontece trabajamos en el taller de reminiscencia, las anécdotas que nos ayudan a activar la memoria remota y resaltar aspectos emocionales.


¡Vamos juntos a recordar!


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