El baño suele ser un espacio complejo para el cuidado de
personas que padecen Alzheimer, ya que suele ser un espacio muy reducido y las
actividades que se realizan suelen requerir supervisión desde fases muy
tempranas debido a su complejidad.
En fases tempranas es importante que los productos que se
vayan a usar estén bien etiquetados y señalizados, e incluso es aconsejable que
se tengan solo los imprescindibles evitando así confusiones.
El acceso en caso de bañeras puede ser facilitado por
diversos mecanismos que existen en el mercado, y la existencia de plato de
ducha no debe ser motivo de tranquilidad o descuido por parte del cuidador, ya
que en el acceso suelen encontrar un escalón que puede resultar peligroso en
personas con dificultades visuales o de la marcha. Se recomienda también que el
baño se haga sentado, evitando así resbalones o caídas.
Con respecto a la taza del váter podemos encontrar problemas
con la altura, ya que suelen ser bajas y podemos solucionarlo con un alza o
silla váter. Además, la persona puede presentar problemas a la hora de sentarse
o levantarse de la misma, sobre todo en personas que comienzan a tener
dificultar con la movilidad. Existen barreras y barandillas que se incorporan
en los laterales y sirven de apoyo y agarre en estas acciones.
Nos queda el lavabo, que evitaremos que tengan muebles abajo
que dificulten el acceso con sillas de ruedas y andadores, y que su sistema de
uso sea el monomando, el más sencillo.
Por último, y como consejo general para cualquiera, es
importante que el suelo del baño sea antideslizante, y hay que tener cuidado
con el uso de alfombras que pueden ser un arma de doble filo, útiles para
evitar el deslizamiento pero peligrosas en cuanto a aumentar la posibilidad de
tropiezos.
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