Escribimos hace tiempo una entrada en la que tratábamos de explicar cómo hablar con una persona con Alzheimer para que el entendimiento fuera el mejor posible. Hoy os lanzamos 5 consejos generales para adaptarnos a la nueva situación.
- Conocer la enfermedad: el desconocimiento de la enfermedad nos lleva, a veces, a no comprender las actitudes de la otra persona y no saber reaccionar ante ello. Nos empeñamos en que nuestra lógica sea la suya, cosa que ya no es así. Hay Asociaciones como la nuestra que os pueden ayudar en este aspecto facilitando información o mediante talleres.
- Dale a la persona el tiempo y el espacio que necesita: su procesamiento está enlentecido, pero no hables por esa persona ni hagas las cosas que podría hacer por sí misma, ayúdale a conservar la autonomía que le queda, dale tiempo.
- Ayuda, pero lo justo: esta idea puede sonar contradictoria a la anterior pero no es así. Debemos ayudarle pero no hacer las cosas y anularle, aprovechar esas actividades que aun conserva y potenciarlas, evitando insistir en aquellas que ya no puede realizar. Debemos interpretar las señales extraverbales que nos indican que ya no puede hacer algo.
- Comunícate de forma clara y precisa: debes expresarte con un lenguaje claro y sencillo, preferiblemente preguntas que se puedan resolver con monosílabos o con opciones cerradas. Es mejor preguntarle ¿estás bien? a ¿como te encuentras? o ¿quieres comer filetes o lentejas? a ¿qué quieres de comer?
- Habla del pasado: el hecho de que recuerde cosas de su pasado con más claridad que las actuales les ayuda a sentirse seguros hablando de ese tema. Por ello saca conversaciones de hábitos que solía tener antes, fotos o recuerda viejas historias que le harán estas más cómodo y relajado.
Y recuerda, una caricia, pasar tiempo con esa persona o una sonrisa es más beneficioso que una larga conversación.
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